domingo, 22 de mayo de 2011

5: 30 am.




Pesada y constante se   posa la mañana en medio de la  casi oscuridad, acompañada de la   espesa neblina rosando el suelo.  Las ramas y hojas inmóviles se dejan abrazar por el frío. Las gotas, causa de la humedad, se deslizan por éstas con gracia hasta vérseles caer;  sólidas y frágiles a la vez. Se  les ve romper  junto a mis pies desnudos, ahogados en el espeso humo del cigarrillo a medio terminar.


Un suave bamboleo de mi cuerpo postrado en el suelo, delata la melodía que pudiese estar cruzando mi cabeza. Momento para pensar y dejar que esas ilógicas imágenes tomen forma y pase  a otra dimensión.

Madrugadoras aves emprenden vuelo y cantan de manera incesante, dándome aviso que el sol está por dominar el cielo, momento de desaparecer bajo las  sábanas.